CELY GALINDO Gilberto S.J.
Resumen:
Occidente ha sido heredero del pensamiento greco-romano que enfatizó la inteligencia masculina como la capacidad humana fundamental para liderar la organización y el gobierno de la polis. Era la inteligencia propia de los filósofos. Y para ese entonces, la filosofía era la ciencia. Con esta herencia vino también la creencia de que el hombre -y no la mujer- es el propietario de la inteligencia abstracta, conceptual, especulativa y estratégica. En este modo de razonar no se distinguía, como en nuestros días, entre inteligencia racional y emocional. Pero si se tratara de emociones y sentimientos, eso era cosa de mujeres y de niños, poco fiables. Hasta nuestros días, los estudios sobre la conciencia moral han tenido la impronta racional, desconociendo que el desarrollo de la conciencia moral pasa por las emociones y sentimientos y que estos, por ser humanos, conllevan gradientes de moralidad. También los sentimientos morales pasan por relaciones ineludibles con la naturaleza, pues de ella emergen en autopoiesis evolutiva hasta convertirse en cultura. Ha sido un terrible error del pensamiento occidental la separación antagónica que ha establecid.
Publicado:
Revista Academia Colombiana de Ciencias Veterinarias Volumen 9 No 1,2